lunes, 1 de agosto de 2016

Con inseguridad es difícil enseñar

Desde hace tiempo que los Establecimientos Educativos no escapan al flagelo de la inseguridad.
En forma sistemática han venido siendo víctimas de hechos delictivos, vandalismos, robos y destrucción en sus instalaciones afectando tanto a los alumnos como a  docentes y, solidariamente,   a la comunidad toda.
Es esa comunidad la que expresa enfáticamente y en forma simultánea el repudio a todo acto vandálico, el pedido  urgente de intervención estatal y solidaridad total con quienes han resultado víctima de actos así. Y a manera de ejemplo pudimos ver el “abrazo solidario” que padres, docentes y alumnos protagonizaron alrededor de la Escuela Nº 1326, luego de que la misma padeciera reiterados ataques.
La preocupación es tal que Directivos de  Escuelas que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad o que están situadas en zonas epicentro de violencia se han visto obligados a suprimir recreos para evitar la exposición de los alumnos en los patios e incluso han llegado a suspender el dictado de clases.
La situación es más que difícil de controlar aún con refuerzo policial y con intervención de Empresas de Seguridad Privada. Es por eso que  las autoridades pretenden en lo inmediato implementar medidas paliativas como la instalación de videovigilancia, botones de pánico y sistemas de alarmas conectadas directamente al 911.
Aparece como tema primordial,  tanto en el Ministerio de Educación como en el Concejo Municipal, ocuparse de garantizar un derecho básico como es la educación, orquestando una serie de medidas desde la política estatal que impidan la repetición de hechos que atacan a las Instituciones y a las personas concebidas como sujetos de derecho y centro de toda protección jurídica, velando por la seguridad  comunitaria delineando acciones, en principio,  contra la violencia y, fundamentalmente, la prevención del delito en cualquiera de sus manifestaciones.
 Sin duda y más allá de las herramientas que el Estado debe poner a disposición de la comunidad toda, nos vemos, más que nada en estos tiempos,  comprometidos y obligados desde  la familia, la docencia y sus  gremios a educar, instruir y fomentar consignas elementales como “respetarnos entre nosotros…. Convivir es saber vivir… seamos solidarios…..”  enfatizando en los valores primarios de toda persona.
Por esto y más, va nuestra solidaridad y compromiso con los Docentes sumándonos al legítimo derecho de reclamar a los que tienen la ineludible obligación de protegernos. 

“En el país de los caballos”

La equinoterapia es una disciplina que utiliza al caballo como medio de rehabilitación psicofísica a través del ritmo. Este, marca de múltiples maneras todas las actividades del ser humano y se ve influenciado por distintos factores: Fisiológico (ritmos biológicos), Afectivo (influencia emocional) y Cognitivo (medida del movimiento).Desde hace cientos de años varias culturas en el mundo entendieron que los caballos además de ser utilizados  para las guerras, el transporte o el trabajo, producen grandes cambios anímicos en el ser humano a través de su presencia y compañía. En la Cultura Celta por ejemplo, cuando se sufría la pérdida de un ser querido, se obsequiaba un caballo para sanar la ausencia y, además, creían que este animal era mensajero entre los dos mundos.
Sin embargo, su función terapéutica nunca había sido objeto de estudio de la ciencia, hasta mediados del siglo XX, cuando empezó a utilizárselos para rehabilitación de diferentes  discapacidades físicas y psíquicas.
Argentina fue propulsora de la equinoterapia hace 36 años mediante María de los Ángeles Kalbermatter, que comenzó a realizar equitación para rehabilitarse tras sufrir la amputación de sus dos piernas. El correr de los años con esta terapia le produjo grandes mejorías y por esto comenzó a llevar a tratamiento a niños con diferentes patologías.
En una entrevista, María de los Ángeles comentó que fundó la primera escuela de Equinoterapia de Latinoamérica y relató: “En el país de los caballos, era imposible que esto no funcionara. A la escuela se han acercado todo tipo de pacientes: con trastornos graves en su gran mayoría, pero en los últimos años también se han sumado pacientes que han sufrido ACV, depresión, estrés, alumnos que al contactarse con el caballo descubren el poder sanador de este maravilloso animal”.
Actualmente hay cientos de centros distribuidos por todo el país donde se practica esta terapia aplicada a enfermedades ligadas a trastornos motrices y neurológicos graves, así como ha tenido excelentes resultados en personas con autismo.